Este ciclo está dedicado a todas las mujeres que dejaron y dejarán huella en la tramisión de nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestro ser armenio.
Hemos heredado tanta riqueza cultural, tanta sabiduría intelectual contenida en la memoria de cada uno de nuestros ancestros, que serán muchos los que tendrán la capacidad y la virtud de seguir transmitiéndola.
Cuando proyectamos esta serie dedicada a las mujeres armenias sabíamos que sería muy rico y fértil el camino, tenemos mujeres que nos llenan de orgullo en muchísimos campos. De a poco, se los iremos contanto.
La resiliencia, esa palabra tan usada en estos días, es la más correcta para entender quiénes fueron nuestras mujeres, nuestras madres, abuelas, bisabuelas y las anteriores a ellas.
Supieron ser madres de muchos, supieron perderlos, supieron estar solas, supieron empuñar un arma, supieron darles de comer a los suyos cuando no había, supieron labrar la tierra, supieron ser cautas, supieron callar y aconsejar, y también, nos enseñaron a leer, a cantar y a recitar, a bordar, a hacer con esas maravillosas e incansables manos encajes de aguja inigualables... y con esas manos fuertes y delicadas también nos enseñaron a acariciar y a rezar.
Nuestras abuelas fueron las que supieron esconder bajo tierra bolsas de harina para cuando no hubiera, fueron aquellas que sentadas una al lado de la otra con hermanas, cuñadas y sobrinas, cosían y cosían siendo el sostén desde el hogar a los hombres que recién llegados al país fueron vendedores callejeros.
Ésta y mil historias que se cruzan y se parecen, con matices, son nuestro pasado, y también nuestro futuro.
Nuestra tierra armenia, que hoy vive otra vez, un momento crucial de su historia, nos muestra en el espejo del pasado, sin embargo en cada mujer de ese bendito suelo vemos una hermosa mujer armenia, una habilidosa y dedicada mujer, una profesionalmente cultivada mujer que sigue siendo la misma mujer armenia.
Pero, ahora, somos más...
Somos nuestras hermanas, hijas y nueras, somos nuestras sobrinas y nietas....y eso nunca terminará.
Con este prólogo iniciamos Nuestras Mujeres las que transmiten Cultura y Tradiciones Armenias
Susana Dergarabetian Nahabetian
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Anabela Avedisian
Anabela Avedisian es profesora y traductora de Inglés y una de las participantes más activas y valiosas de la Colectividad Armenia de Rosario. Trabaja “desde el corazón” –como manifiesta ella– en la Comisión directiva para generar permanentemente acciones que difundan, afiancen y enaltezcan las tradiciones armenias
Anabela hizo el voluntariado Birthright en 2008, desempeñándose como docente en la American University of Armenia y en un colegio llamado Macsedan, durante dos meses. “Ojalá que mis hijos quieran hacer el voluntariado cuando sean grandes y puedan sentir Armenia tan de cerca”. Anabela está casada con Ignacio Kekdjian y son padres de Paula y Facundo.
“Desde que nací, siempre estuvo la Colectividad Armenia de Rosario presente en mi vida. Desde chica correteando en los tradicionales almuerzos de Boulevard Oroño. La Colectividad es parte de mí”, dice Anabela y agrega: “Siempre sentí la necesidad de ser parte, estar presente y activa. Dar todo lo que estuviera a mi alcance. El objetivo nunca cambió y es: unir a los armenios de Rosario”.
Desde el 2003 forma parte de la comisión directiva proponiendo y ejecutando tareas valiosas para la comunidad de Rosario. “El trabajo allí siempre se enfoca en mantener viva la llama de la armeneidad, esa que nuestros abuelos se encargaron traer intacta a nosotros. Nos esforzamos por difundir nuestra historia, con sus victorias, sus luchas su ejemplo de supervivencia y resiliencia” explica Avedisian.
Anabela reconoce que muchas veces existen obstáculos pero afirma que la esencia del armenio es la de rearmarse y fortalecerse. Y que la adversidad, “lejos de desalentarnos, nos fortalece aún más”.
“Creo que es importante, hoy más que nunca, fortalecer nuestras raíces, hacerlas visibles, darle el color de la bandera armenia, integrarla a nuestra vida cotidiana con todos los sentidos. Animándonos a conocer lo hermoso del idioma, aprendiendo los secretos de sus exquisitos, milenarios y sabios platos, aprendiendo y difundiendo la historia, sus rezos, sus valores. Siempre defendiendo la verdad sobre los hechos históricos, dando a conocer nuestra historia que es la de nuestros abuelos porque son fiel testigo de lo que hoy sigue empeñado en negar el actual estado turco”, afirma Anabela.
La mirada de la Colectividad Armenia de Rosario hoy está en los jóvenes y los niños. Muchos ya tienen 2 o 3 generaciones que los separan de su bisabuelos o tatarabuelos armenios. Por eso, están preparando una sorpresa para el Día de las Infancias, ideada y liderada por Anabela: “Para el día del niño pensamos en un regalo ‘muy armenio’ para sorprender a los casi cien chicos. Un regalo que busca llevar, de manera lúdica, un poco de Armenia a las casas. Buscamos entrar en sus casas para que a la hora de jugar también aprendan sobre Armenia”, comenta, pero no revela qué es para que este domingo sea sorpresa!“En ellos pondremos nuestro esfuerzo para que conozcan sobre sus raíces y así hacerlas imborrables. Porque, como los árboles, en nuestras raíces vamos a encontrar nuestra fuerza y nuestra esencia. Mi objetivo a futuro es generar espacios enriquecidos con la cultura armenia, su música, historia, cocina para que los más chiquitos se conozcan, jueguen y vivan de cerca sus raíces. Generando memoria viva”, proyecta Anabela. Personas como ella son de un nivel humano, profesional y creativo claves para seguir regando y cultivando la cultura armenia en la ciudad de Rosario.
Y quizás, sin darse cuenta, lo que Anabela hace diariamente es justamente lo que eligió como profesión de profesora y traductora. Enseña y difunde la historia de Armenia a través de cada acción que se propone y traduce a las generaciones que siguen su amor por aquella Patria de sus antepasados, con pequeños gestos, desde la comisión de la Colectividad Armenia de Rosario.